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LA LEISHMANIASIS: RARA ENFERMEDAD QUE PONE EN PELIGRO A LOS HONDUREÑOS

Orvin Aguilar Posted On agosto 7, 2019



LAS MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LA ENFERMEDAD VAN DESDE ÚLCERAS CUTÁNEAS QUE CICATRIZAN ESPONTÁNEAMENTE, HASTA FORMAS FATALES EN LAS CUALES SE PRESENTA INFLAMACIÓN GRAVE DEL HÍGADO Y DEL BAZO.

EL AGENTE SE TRANSMITE AL HUMANO Y A OTROS ANIMALES A TRAVÉS DE LA PICADURA DE HEMBRAS DE LOS FLEBÓTOMOS, UN GRUPO DE INSECTOS CHUPADORES DE SANGRE PERTENECIENTES A LOS GÉNEROS PHLEBOTOMUS DEL VIEJO MUNDO.

¿Qué es?

La leishmaniasis es una enfermedad de tipo infeccioso causada por un parásito protozoo del género leishmania, transmitida por la picadura de un flebótomo infectado. Este mosquito puede resultar perjudicial tanto para personas como para animales y se localiza en zonas rurales con clima mediterráneo, subtropical y tropical.

Se han informado de casos de esta enfermedad en todos los continentes a excepción de Australia. En los países de América del Sur suele ser más común en zonas como Honduras.

Causas

La enfermedad afecta con frecuencia a las regiones más pobres del planeta y está asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario o la falta de recursos.

Además, esta infección está vinculada a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año se producen 1,3 millones de nuevos casos y entre 20.000 y 30.000 de ellos son causa de muerte.

Otra fuente de infección son los animales: roedores, perros y diversos mamíferos salvajes. En muchas regiones del continente africano la enfermedad es endémica en perros y carnívoros salvajes.

Las personas pueden contagiarse de la enfermedad en estos casos si reciben picaduras de una mosca de la arena que haya picado anteriormente a un mamífero infectado.

La enfermedad también puede transmitirse de madres a hijos y a través de transfusiones de sangre o agujas infectadas.

Existen tres tipos de leishmaniasis:

– Leishmaniasis cutánea: Este tipo afecta a la piel y a las membranas mucosas. Las llagas que pueden aparecer en la piel empiezan, normalmente, en la región donde se ha producido la picadura del flebótomo.

-La leishmaniasis sistémica o visceral: Afecta a todo el cuerpo y suele desarrollarse entre dos y ocho meses después de la picadura del flebótomo.

Es frecuente que el paciente no haya advertido la presencia de llagas en la piel pero puede tener complicaciones que resulten mortales ya que el parásito daña el sistema inmunitario, disminuyendo el número de células que combaten la enfermedad.

-La leishmaniasis mucocutánea: Conduce a la destrucción total o parcial de las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta.

Síntomas

En el caso de la leishmaniasis cutánea, los síntomas dependen de donde estén localizadas las lesiones y abarcan:

-Dificultad para respirar y para deglutir.

-Úlceras y desgaste en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal.

-Congestión nasal, rinorrea y hemorragia nasal.

-Llagas en la piel propensas a convertirse en úlceras que se curan muy lentamente.

En la leishmaniasis visceral, en el caso de los niños, la infección comienza con tos, diarrea, fiebre y vómitos.

-Los adultos generalmente presentan fiebre que dura entre dos semanas y dos meses, acompañada de fatiga, debilidad que aumenta a medida que avanza la enfermedad y pérdida del apetito.

Otros síntomas de este tipo de leishmaniasis son:

-Molestia en el abdomen y pérdida de peso.

-Sudores fríos y disminución del volumen del cabello.

-Piel escamosa y oscurecida.

-Prevención

-Para prevenir esta enfermedad es importante evitar las picaduras de los mosquitos —flebótomos de las siguientes maneras:

Para prevenir se tiene que colocar toldos de malla fina alrededor de las camas y en las ventanas, en zonas donde está presente la enfermedad.

En Honduras

En la zona montañosa de Omoa, los pobladores saben que las secuelas de la lehismaniasis son graves. Por eso, se preparan para hacerle frente a ese padecimiento discapacitante que se ha ensañado con otros habitantes que hoy, viven para contarlo. En ese sector hay personas que se enfrentan a esa condición. Hasta mayo de 2019, se reportaron 32 casos.

La leishmaniasis es una enfermedad vectorial transmitida por un parásito llamado lutzomyia y el vector es un mosquito conocido popularmente como como plumilla. Ingresa  en el organismo de las personas y comienza la aparición de úlceras que si no se tratan pueden ser peligrosas.

Los más afectados han sido los habitantes de El Merendón por la humedad y también quien permanece en las zonas cafetaleras.

Los tipos más comunes de leishmaniasis en Honduras son la cutánea y la visceral, que puede causar la muerte. En otros casos cuando las picaduras han sido en la nariz, boca u orejas y la úlcera aparece, es necesaria la cirugía plástica porque causa deformidad”. El tratamiento consiste en 60 in­yecciones para personas que pesan más de 40 kilos.

El tratamiento consiste en una vacuna que se aplica dos veces diarias durante 20 días y está disponible en los centros de salud.

El impacto

Con las extremidades inferiores casi desfiguradas, conocimos a doña Lila Enamorado, de 56 años, quien llegó a vivir agobiada por las llagas que provocó la lehismaniasis, conocida popularmente como lepra de montaña. La humilde mujer, acompañada por sus tres hijos, acudió desde una remota comunidad en El Merendón, en busca de ayuda para curar ese mal.

La señora, de pequeña estatura y piel curtida por el paso del tiempo, relató que  su cuerpo empezó a brotarse de pequeñas ronchas. Al poco tiempo, sus hijos también fueron infectados y los granos se convirtieron en llagas que les carcomieron  la piel.

“En varias ocasiones vine  a buscar ayuda al centro de salud, pero ahí ni exámenes me hicieron, por eso decidí ir al  Hospital, porque en mi lugar hay más gente con esta enfermedad”, relató.   Doña Lila contó que, inicialmente, presentó un salpullido muy parecido al piquete de un zancudo. Luego se convirtió en grano; posteriormente se agrandó y, le iba consumiendo la piel.

Al igual que el dengue, la Lehismaniasis es una enfermedad de origen vírico y sus transmisores son algunas variedades de mosquitos del tipo flebótomos. Básicamente, ataca al hombre y a animales de sangre caliente.

El contagio se produce a través de la picadura del mosquito portador del protozoario causante de la enfermedad. El factor más grave de la lehismaniasis radica en que su sintomatología es lenta, lo cual provoca que, en ciertos casos, no se produzca la detección, o bien el diagnóstico apunte hacia otra patología.

Los cuadros más agudos pueden derivar en lesiones severas tales como ulceraciones, heridas e inflamaciones. La gravedad de la infección, varía de acuerdo a la virulencia del protozoario y a la susceptibilidad del infectado.

“La lehismaniasis es comparable a  una plumilla y  es transmitida por un vector, que se encuentra  más en las zonas montañosas como el  Merendón, y en  San Marcos, de Santa Bárbara. En esta última zona ha sido muy endémica, sobre todo los sitios donde hay café.

La persona puede ser víctima de picaduras, sobre todo en las áreas expuestas que generalmente son las manos, el cuello, las piernas y aparecen unas úlceras con pérdida de tejido, a veces hasta de músculo. Las lesiones son muy grandes y, a veces, necesitan  reparación quirúrgica, pero lo más grave  es que provocan  serios problemas en vísceras, lo cual complica la situación del paciente.

Estos casos han sido más frecuentes en el sur del país. Las lesiones ulcerosas resultan muy desagradables y hasta pueden causar incapacidades a nivel de los miembros inferiores, infecciones a nivel orgánico  y,  cuando la pérdida de tejido es grande, debe recurrirse a los  injertos. En la última década se reportaron  más de 100 casos de lehismaniasis en el  Merendón.

A prevenir

Desde la perspectiva de los especialistas, ese problema no puede eliminarse de manera absoluta. Estas son enfermedades de control y la gente siempre tiene que ir al campo a trabajar con el maíz, los frijoles o el café y hay quienes viven dentro de los cafetales y las condiciones no son las mejores.

Fumigar es una de las principales medidas a seguir en estos casos para eliminar la densidad del vector. Otra estrategia preventiva es explicarle  a la población como protegerse  con camisas manga larga, y si  van al campo preferiblemente que usen piezas de  cuello alto, sobre todo  si deben  acarrear leña  o  desplazarse  a  los cafetales. En algunos casos hubo necesidad de pedirles a las personas que emigren de esos sectores, pero resulta difícil, por lo que el peligro de reinfectarse es inminente.

Es importante que la población mejore su educación, su higiene ambiental en el hogar y en los barrios o colonias donde vive, que sean vigilantes de su entorno no permitiendo la contaminación o la suciedad.

Usando repelentes de insectos y ropa protectora

A nivel de salud pública, se deben tomar medidas para reducir las poblaciones de estos insectos y controlar los estanques públicos.

Es importante tener en cuenta estas recomendaciones ya que no existen vacunas ni medicamentos que prevengan la enfermedad.

Tratamientos

-El tratamiento de esta enfermedad debe realizarse bajo control médico. Se utilizan los antimoniales pentavalentes, como el estibogluconato sódico o el antimoniato de meglumina, administrándose por vía intravenosa o intramuscular en dosis única diaria.

-Están contraindicados en personas que padezcan una insuficiencia renal, hepática o cardiaca y en aquellas afectadas por una tuberculosis.

-Puede necesitarse cirugía plástica para corregir la posible desfiguración que se haya producido en la piel a causa de las llagas en la leishmaniasis cutánea.

-Con poca frecuencia, los pacientes con leishmaniasis viral resistente a los medicamentos pueden necesitar la extirpación del bazo (esplenectomía).

Otros datos

Existe una secuela de la leishmaniasis visceral denominada dérmica poskala-azar y se caracteriza por una erupción localizada habitualmente en la cara, los brazos, el tronco y otras partes del cuerpo.

Esta forma se localiza generalmente en zonas de África oriental o en el subcontinente indio y aparece entre seis meses y un año después de la curación de la leishmaniasis visceral o también denominada kala-azar.





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