PROHÍBEN EL REGUETÓN POR DECRETO EN CUBA

El gobierno de Cuba decidió tomar cartas en el asunto regulando las actividades culturales en la isla.
El régimen cubano dio a conocer un decreto que obligará a artistas y músicos locales a vincularse y profesionalizarse de manera directa con el Ministerio de Cultura para poder controlar el contenido del estilo de ritmos, con el objetivo de proteger la cultura de la nación, considerando el género del reguetón como “vulgar, mediocre y banal”.Esta disposición obliga a los artistas a no desvincularse del Ministerio de Cultura, esto encendió la polémica, la ordenanza está concebida para “proteger la cultura”, y sancionar el uso de lenguaje sexista o vulgar, el 349 señala al reguetón como un ritmo creciente en la isla.
Asimismo condenan el “intrusismo profesional”, en un territorio con talentos de conservatorio, sin embargo abunda la espontaneidad artística, con músicos “de oído”, que abundan en La Habana Vieja tocando por propinas de extranjeros y denominados “soperos” (trabajan por la sopa).Esta nueva disposición viene a sustituir a una de 1997, y prevé sanciones para el que abuse de límites “de sonidos y ruidos”, use irrespetuosamente símbolos patrios o “mantenga comportamientos violatorios de las normas y disposiciones vigentes en materia de política cultural”.
Esta norma además otorga a inspectores la capacidad de dictamen, siendo calificada por artistas e incluso seguidores del gobierno, como “incompleta” y “oscura”. Los más radicales lo señalaron como “decreto mordaza”, cuando la nueva Constitución, que se someterá a referendo consagra la creación artística como “libre”.
El mandatario Miguel Díaz Canel admitió que el tema debió ser mejor discutido y tratado, ya que lo firmo un día después de sustituir a Raúl Castro. Autoridades lo aplicarán de manera progresiva y en la medida que se alcance un consenso.
La política cultural fue implementada por Fidel Castro en 1961, resumiéndolo así: “Dentro de la revolución, todo; contra la revolución nada”.El decreto 349 resalta que la difusión o comercialización del producto artístico debe ser a través de la “institución cultural a que corresponda”, ya que el papel de las instituciones es central dentro del “programa cultural de la revolución”.