La insurrección, el desempleo y su bolsillo

POR ING. FRANCISCO MORALES H.
El fin de semana recién pasado, estaba disfrutando de un buen café con una exquisita dona en un local que me pareció recién inaugurado. Atendió el pedido una joven, en la cocina dos personas más trabajaban preparando otros alimentos, mientras otra joven se esforzaba porque el local estuviera impecable, afuera un guardia de seguridad vigilaba el parqueo. En el mostrador además de los postres se vende café de Marcala, el local estaba lleno de clientes tanto dentro como fuera en la terraza.
Le pregunte a la joven, cuando habían inaugurado el local, y me dijo, con un cierto tono de molestia en su voz, que no era una inauguración de un nuevo local sino la reapertura del mismo ya que fue quemado en las revueltas de diciembre del 2017.
Esta columna no es política sino que trata de finanzas personales pero no se puede divorciar de las finanzas personales hechos como los ocurridos en ese diciembre, donde se quemaron locales comerciales principalmente y un sinnúmero de compatriotas perdieron su trabajo y al perderlo, perdieron su fuente de ingresos.
Quedarse sin trabajo es difícil y si viene con el agravante de que la pérdida de trabajo no fue culpa ni del empleado ni de los dueños sino que se dio por hechos en que ambos perdieron, tanto el empresario como el trabajador aunado a que la fuente de trabajo dejó de existir, es decir pereció a manos de quienes dicen pelear por los derechos del pueblo.
¿Ha perdido el amable lector su trabajo?, ¿ha sido despedido alguna vez sin una razón valedera? Si lo ha sido, conoce la frustración que acompaña la pérdida de la fuente de ingresos y de lo que trae consigo, es decir la preocupación incremental sobre cómo cubrirá sus gastos ahora que no tiene entradas, como pagará la educación de sus hijos, la alimentación de la familia, la cuota por el pago de la vivienda, la ropa de la familia, la luz y el agua que de por sí, todos los anteriores, incrementan su costo con el paso del tiempo. Si ya es difícil hacerles frente con un trabajo ¡imagínese hacerlo sin trabajo! Los gastos no se detienen con la pérdida del ingreso.
Al analizar el caso del negocio al inicio del artículo y de las personas que pueden perder su empleo; en caso de que las amenazas de insurrección se materialicen, vale el cuestionar si los que se llaman defensores del pueblo trabajador realmente y recalco realmente le importan la situaciones de quienes dicen defender, ¿qué pasará con aquellos que pierden su trabajo por la destrucción de su fuente de ingresos? o ¿Es el pueblo nada más el medio para hacerse del poder que no fueron capaces de ganar en elecciones?
Llama la atención como la oposición al Gobierno exige su salida cuando los partidos de oposición participaron en las elecciones y dieron como válidos todos los resultados a excepción del que perdieron. Las fuerzas de oposición recibieron dinero de la deuda política, sus representantes han tomado legítima posesión de sus cargos, ya sea como alcaldes, vicealcaldes, regidores, diputados suplentes y propietarios, todos gozando un ingreso que les permite proveer a sus familias.
Es interesante, por decirlo así, porque más parece aberrante, que quienes tienen asegurado un sueldo, lo trabajen o no, sean en algunos casos, los promotores de manifestaciones violentas que lo que realmente provocan es la pérdida de ingresos de hondureños que honestamente buscan ganarse la vida.
La política muy difícilmente por si sola puede sacar adelante un país, solo la prosperidad económica de la mayoría puede hacerlo y dicha prosperidad no se alcanza en un ambiente de zozobra e inseguridad política, económica y social.
Discutir sobre la ilegalidad del proceso electoral donde todos los participantes lo avalaron es una pérdida de tiempo y si esa discusión pasa a manifestaciones violentas y la consiguiente pérdida de empleo, se convierte en una doble pérdida, pues no solo se pierde tiempo sino también dinero, activos ambos valiosísimos para el desarrollo social de una nación y de sus habitantes.
En lugar de una oposición con iniciativas, que aprovechan sus posiciones políticas para proponer y legislar por impulsar la inversión privada, el desarrollo de la micro, pequeña y mediana empresa; los líderes opositores que viven bien y que tienen asegurado su bienestar económico, el de sus hijos y quizás hasta el de sus nietos, apuestan por el caos y la violencia que no generan nada más que daño al bolsillo de todos los que dependemos de nuestro trabajo.
El liderazgo político independientemente de su color, debe de luchar por el bienestar del pueblo en su conjunto y proponer maneras de alejarse de la pobreza económica en vez de profundizarla para su propio beneficio.